Estoy contento. Llevaba dias planeando la posibilidad de digitalizar mi archivo fotográfico de diapositivas, pero un escaner de negativo/diapositivas es caro (bastante caro) y digitalizarlas llevandolas a una tienda es mucho más caro y ni siquiera asegura una calidad minimamente digna. Desde que hice traspaso a la fotografía digital, no hago (ni creo que vuelva ha hacer) fotografía “anológica”. Pero tengo un archivo de casi 6000 diapositivas de las cuales algunas son incluso buenas, descontando el valor sentimental que tienen las cosas que se hacen viejas.

Pero mira tú, que anteayer, como el no quiere la cosa, me paso por Fotonatura y me encuentro con un articulo titulado Escanear diapositivas con una cámara digital, coño!!, ya está!!.

Como no se me habría ocurrido antes!!. Le puse el macro a la cámara y con un plástico blanco del retroproyector de diapositivas hice una mesa de luz iluminada desde atrás por un flash.

Asi es que ayer me pasé todo el dia modernizando (salvando) mi archivo de diapositivas. Es un proceso lento. En 7-8 horas que estuve liado, apenas pasé 220 diapos, pero lo pasé genial rescatando fotos, muchas de las cuales ni recordaba su existencia.

Raton de bibliotecaRaton de biblioteca

Esta foto, por ejemplo, fue la primera foto con la que me presenté a un concurso de fotografía y con la que conseguí el primer puesto. Era un ratón que recogí trabajando en un jardín (me llevé por delante la madriguera limpiando de broza). No había abierto los ojos todavía, era minúsculo, asi que lo eché al bolsillo y lo apadriné en casa (de incognito, por supuesto, que luego te dicen rarito). Compartí las bolsas de pipas con él y salió adelante. Tenía especial predilección por meterse a dormir en mi nuca, entre la camisa y el cuello, y en más de una ocasión decidió seguir la exploración por la espalda. Invariablemente, esto ocurría cada vez que alguien llamaba a mi habitación, con lo que tenía que poner poses bastante poco naturales, casi indignas (¿entiendeis ahora lo de “rarito”?). La gente entraba a la habitación pidiendo papel (analógico ó de fumar) y yo sacando pecho: “Sí, toma!”.

Un día se me ocurrió que, puesto que era un ratón erudito, criado entre Claves dicotonómicas de Flora Ibérica y revistas de Scientif American debía hacerle una foto entre libros y esta foto se llamaría “ratón de biblioteca” (la única ocasión en que he tenido claro el título de una foto) (la única vez que he puesto el título antes de hacer la foto). Lo metí en un pequeño acuario y le puse unos periodicos, pero resultó mas complicado de lo que había pensado. No paraba quieto. Apenas le pude hacer 2 fotos. Una es esta, la otra se perdió en algun lugar. Me hizo especial gracia, que por casualidad, se posase en las páginas de deportes, justo donde se nombran a los jugadores de baloncesto de dos metros.

Durante mucho tiempo lo tuve correteando por mi escritorio mientras escribía mi cuaderno de campo (no este, el analógico, el bueno).