En una ocasión, durante una acampada de 8-9 amigos en una sierra bastante deshabitada y aislada del sur de Murcia (me ahorraré el nombre para que siga permaneciendo así) nos ocurrió algo bastante digno de psicoanalisis.

Nos fuimos a pasar unos 6 dias a dicha sierra con intención de explorarla. Era en muchos sentidos y sobre todo para el nuestro una sierra virgen. No habia nucleos habitados en muchos kilometros a la redonda, y solo conociendo la ubicación de un pequeño manantial (que nos costó sudor y lagrimas encontrar) se podía permanecer dentro de la sierra más de uno-dos dias (o lo que duren las cantimploras).

Pasamos 3 dias acampados junto al pequeño curso de agua haciendo rutas cortas por los alrededores (el clima y la orografía no permitían florituras). Hacia el cuarto dia llegaba otro grupo de compañeros, comida fresca con patas para los que los esperabamos a base de latas de atún. Sinembargo para entonces la situación se había vuelto, digamos, rarita.
Lo que empezó siendo un juego del escondite, fue derivando a lo largo del ultimo dia en una mezcla de persecución-guerra de tribus salvajes monte através, con guerra de piedras, lanzas, trampas de lazos, emboscadas… Gracias a no se sabe que, reunimos finalmente un poco de cordura para suspender el juego cuando vimos que se nos iba de las manos (de las manos directamente a la cara del “enemigo”). Todavía hoy cuando nos juntamos y recordamos aquella excursión no falta quien diga: Menos mal que por lo menos volvimos todos enteros

Viene esto a cuento porque acabo de ver una pelicula alemana llamada “El experimento” (Das experiment). Basada en una experiencia real realizada hace más de treinta llamada El experimento de la Carcel de Stanford, y que consiste en contratar a un grupo de voluntarios y hacerlos pasar unos dias (14) en una prisión construida para la ocasión. El grupo de voluntarios se divide en carceleros (6) y presos (12), y durante ese tiempo se les pide que “adopten” su papel correspondiente: Los carceleros asegurar el cumplimiento de las normas (no está autorizado el uso de la violencia) y los presos, pues acatar las normas.

No les voy a destripar la pelicula, pero me ha gustado especialmente como están retratados los diferentes perfiles de los personajes y como evolucionan, a pesar de que a ellos les costó bastante menos que a nosotros sobrepasar esa fina linea que separa la violencia de la no violencia (y con resultados bastante mas funestos, todo sea dicho).

Una buena pelicula para ver ahora, o esperar cuando la pasen en LA DOS, en su horario habitual de las cuatro de la mañana.