Vaya una que se está montando con las caricaturas del profeta Mohamed o Mahoma, que es lo mismo. Y no me extraña.
Ahora se debate sobre los límites a la libertad de expresión. Cuando no se trata de eso. Al menos no solo de eso. Y esto es lo importante. Porque ninguna libertad es real si no la contrastas con otras: por ejemplo, no se puede entender que haya libertad de expresión si no hay libertad de culto (y esto lo dice un ateo iconoclasta). Pero es que tampoco es cierto que pueda haber libertad de expresión en Dinamarca, si no la hay en Irak. O en China. O en los USA. Ninguna libertad conoce fronteras. Y menos la de expresión. ¿De qué hablamos entonces? Pues hablamos de que hay ciudadanos con unos derechos (los ciudadanos occidentales), y ciudadanos que no tienen esos derechos (los musulmanes, por resumir el tinglado tal y como nos lo presentan).
Y resulta que ha habido y hay una cruzada de los occidentales contra los musulmanes. Y resulta que el poder militar y tecnológico está en manos de los occidentales. Y el dinero. Y la propaganda. Y en este contexto si me apetece además tocarle las narices (por decirlo finamente) al más sagrado de sus símbolos, pues voy y lo hago. Y lo peor de todo no es solo eso. Lo peor es que encima dicen que era una viñeta cómica. Pues yo no le veo la gracia por ningún lado. ¿Tú sí?