Me ván a permitir una licencia, libre por supuesto.

La mayor parte de la gente no entiende en que consiste eso del “software libre”. Yo mismo tengo mis dificultades para diferenciar terminos: software libre, GNU, Open source. Un batiburrillo de términos que se mezclan, se solapan ó simplemente se confunden, pero que fuera de la comunidad de usuarios de software libre e incluso muchas veces dentro de esta comunidad se resumen en: ¿que es Linux? un programa que es gratis.
Y esa es precisamente la parte menos importante del asunto.

El término Software libre implica mucho más que el precio que pueda llegar a tener un programa (evidentemente). Es un concepto, una filosofía y/ó una manera de entender las relaciones entre las personas y entre sus propiedades. Del mismo modo que es lamentable (y vomitivo) la equiparación de la compartición de archivos (redes P2P) al pirateo, reducir la filosofía software libre al precio de un software es cuando menos triste.

Pero explicarlo tampoco es facil. Al menos explicarlo sin que parezca que se está intentando afiliar a alguien a un emergente movimiento religioso dispuesto a cambiar el mundo y las relaciones humanas. ¿o tal vez sí?

En el mejor de los casos la plática acabaria con la recomendación de una lectura. Y eso es lo que voy hacer. Pero puesto que todos tenemos nuestro tiempo limitado y la vista se nos agota rápida, a lo largo de diferentes apuntes en este Cuaderno de Campo me voy a dedicar a copy+pastear extractos breves de un libro fundamental que explica y desarrolla todo este concepto del software libre.
Intentaré que sean breves, de lectura amena. Con mucha suerte, quizás la lectura les enganche y se atrevan a leer el libro entero. Con un poco de suerte quizás les ayuda a entender la religión filosofía del asunto, y quien sabe quizás alguno se termine de convencer y se anime a participar de está nueva razón, o comprendan que el tema se extiende más allá del valor monetario, y que no hace falta ser un sesudo programador de código ilegible para formar parte de la comunidad, sino de qué iba a estar yo aqui.

El libro en cuestión es Software Libre para una sociedad libre, de Richard M. Stallman. Si ya están convencidos y lo quieren leer, o prefieren imprimirlo lo pueden “comprar” en sindominio.net (en varios formatos).

Empecemos, un extracto de la introducción:

Introduccion

Cada generación tiene su filósofo: un escritor o un artista que plasma la imaginación de una época. A veces estos filósofos son reconocidos como tales, pero a menudo pasan generaciones antes de que se caiga en la cuenta. Sin embargo, con reconocimiento o sin él, cada época queda marcada por la gente que expresa sus ideales, sea en el susurro de
un poema o en el fragor de un movimiento político.

Nuestra generación tiene un filósofo. No es un artista, tampoco un escritor profesional. Es un programador. Richard Stallman comenzó su trabajo en los laboratorios del MIT como programador y arquitecto desarrollando software de sistemas operativos. Ha desarrollado su carrera en la vida pública como programador y arquitecto fundando un movimiento por la libertad en un mundo cada vez más definido por el «código» (…)

¿Qué control deberíamos tener sobre el código? ¿Qué comprensión? ¿Qué libertad debería haber para neutralizar el control que permite? ¿Qué poder?

Estas preguntas han sido el reto de la vida de Stallman. A través de sus trabajos y de sus palabras nos ha incitado a ser conscientes de la importancia de mantener «libre» el código. No «libre» en el sentido de que los escritores del código no reciban una remuneración, sino «libre» en el sentido de que el control, que construyen los codificadores, sea transparente para todos y en el de que cualquiera tenga derecho a tomar ese control y de modificarlo a su gusto. Esto es el «software libre», «software libre» es la respuesta a un mundo construido mediante código.

«Libre». Stallman lamenta la ambigüedad de su propio término. No hay nada que lamentar. Los rompecabezas obligan a la gente a pensar y el término «libre» cumple bastante bien esta función de rompecabezas. Para los oídos estadounidenses modernos, «software libre» suena utópico, imposible. Nada, ni siquiera el almuerzo, es libre. (…)

LAWRENCE LESSIG
Presidente de Creative Commons