Dice José Saramago que, sin considerarse a sí mismo profeta, cree que Portugal acabará por integrarse en España. Dice que eso no quiere decir que Portugal perderá su idioma o su cultura, como tampoco lo han perdido catalanes, vascos o gallegos.
Responde a los que se quejan de que la economía española se imponga a la portuguesa que la economía inglesa y Norteamérica ocupan el país, y no ha oído a nadie quejarse por ello.
Aunque estoy seguro de que sí hay portugueses y españoles que nos quejamos de que la economía anglosajona esté tan presente en nuestra realidad sociocultural, gastronómica, etc. Lo cierto es que optar por unir la realidad portuguesa con la española en otra realidad mayor –“Iberia” dice que se podría llamar- presentaría muchas ventajas para la mayoría. Y no solo desde el punto de vista económico.
Pero dudo que estemos preparados para una idea tan revolucionaria.
Primero porque la derecha española más nacionalista no renegaría del nombre de España, y su poder en los aparatos del estado y en numerosos medios de comunicación es notable. Otro tanto similar seguro que sucede en Portugal.
Pero es que por la izquierda más nacionalista tampoco lo aceptarían, estando como estamos, hoy en día, inmersos en un proceso de descentralización y reformas estatutarias que, más bien antes que después, darán lugar a referendums y a que el derecho de autodeterminación que muchos reclamamos sea un hecho. En este momento pensarán aquello de que: “en medio del río no te bajes del burro”. Esta propuesta de Saramago solo genera distorsión en su agenda. Y es un error pensar así. Porque yo reclamo el derecho de autodeterminación para todos los pueblos. Pero yo solo lo ejercería si determinadas cotas de autogobierno no me fueran concedidas: ¡como NO es el caso!
Pero, es que un revolucionario que se precie no va a estar atento a la agenda de tal o cual partido político. Y además, Saramago habla del futuro.
Podremos estar más o menos de acuerdo con la idea, o la predicción, de Saramago. Lo que no podemos negar es su carácter revolucionario: abajo las fronteras, hermanemos los pueblos. Me gusta, me gusta. Como casi todo lo “ibérico”.