1) Dice mi padre que decía Nietzsche que los huevos alargados son más sabrosos que los redondeados. Yo he buscado en un par de libros que tengo y no encuentro la cita. Pero mi padre ha leído más que yo, y si él lo dice… habrá que afinar el paladar. Dicen por ahí, también, que no es bueno comprar los huevos del tamaño más grande porque son iguales que los medianos, pero con más agua, ya que les dan de beber a las gallinas antes de la recogida.
2) Mi madre me enseñó a enfriar rápidamente los litros de cerveza: mójalos antes de meterlos en el congelador.
3) La higuera es un árbol curioso que mi padre me ha enseñado a apreciar (aunque yo seguiré quitándole la piel a los higos para comerlos). La higuera de higos verdales (llamados así porque son verdes) da también brevas (que son higos grandes de piel negra). Las brevas son los primeros higos de temporada.
4) El pan redondo o “de campo”, se debe consumir “periféricamente”, es decir, cortando las rebanadas de fuera adentro y no en paralelo, para que la parte del centro, siempre más esponjosa y blanda, sea la última en consumirse, al ser la que más tiempo aguanta tierna.
5) Un amigo pescatero me dijo que no comprara los lenguados a los que les han quitado las vísceras. Al eviscerarlos aguantan más tiempo, pero siguen sin ser frescos. Se sabe que han sido manipulados porque se les ve claramente el corte de cuchillo.
6) Las medidas del té magrebí son las siguientes: 4 o 5 matas de hierbabuena de un palmo; una cucharada sopera de té verde (no más); mucho azúcar. El agua debe hervir mucho antes de echarla en la tetera. El té debe ser verde, del tipo chino: uno en el que las hojas de té aparecen enrolladas formando bolitas. El color del té debe ser amarillo. Pocas bebidas refrescan tanto una sobremesa de verano.