sábado, 5 de julio de 2008

Seamos sinceros, ¿vive usted peor que hace 6 meses ó 1 año? ¿es su futuro más incierto que hace 6 meses? ¿le va dejar su novia de forma inminente? Ignoro como será vuestra situación, la mía es básicamente la misma y apunta a que va a seguir siendo la misma.

No necesito comprar una vivienda, pero aunque lo necesitase no podría. Mi sueldo era bajo y apunta a que va a seguir siendo bajo. Tenía y tengo claro, que en cualquier momento puedo tener necesidad de cambiar de trabajo y/o de provincia. Tantos años de comernos la cabeza con la movilidad geográfica de los trabajadores, con la temporalidad en el puesto de trabajo, con apretarse el cinturón, … pues apliquense su propia medicina señores.

Vivimos en una economía en la que cuando los que ganan muchisimo pasan a ganar mucho hablamos de crisis. Dá la impresión de que la economía nacional se basa en el negocio de vender viviendas a quienes menos necesidad de comprar una vivienda tienen, pero cuando los que realmente necesitan una vivienda y salen a la calle a protestar por que no pueden comprarla entonces hablamos de bonanza económica, de oferta y demanda. Como si hubiese demanda de pisos de 30 metros a 100 millones.

Resulta que ahora se avecinan tiempos en que las constructoras (empresas especializadas en batir records de muertos y euros por metro cuadrado) van a dejar de ganar miles de millones, que nuestros corruptos locales van a dejar de especular con los espacios naturales públicos para generar riqueza privada, y se van a dejar de construir viviendas para que las familias acomodadas adquieran su tercera vivienda en vigesimo quinta linea de playa. Pues larga vida a la crisis.

Como se suele decir, de aquellos fangos son estos lodos. No querían libre mercado, pues ajo y agua, ó como decía Anguita: es el capitalismo, estúpidos.

sábado, 5 de julio de 2008
Comiendo sandía en el jardín

Aprovechando que estamos de vacaciones mis hijos y yo (Mercedes, la madre, no, que está de tribunal de oposiciones hasta el 20), y siendo alumnero, es decir, por deformación profesional, he dispuesto emplear los primeros días de vacaciones en enseñarles a mis hijos unas lecciones que nos van a facilitar la convivencia el resto del verano (como poco), porque durante el resto del año hemos ido dejando pasar.
La primera lección fue anteayer. Antes de la comida, cuando los veo con hambre, me gusta darles fruta, y se han acostrumbrado muy bien (al menos los fines de semana, que es cuando comemos juntos). Preparé una macedonia con plátano, melocotón, sandía y manzana. Se la enseñé.
– ¿Quién quiere fruta?
– Yo, yo -dijeron al unísono.
– Pues a recoger los juguetes (que llenaban el suelo del comedor).
Tardaron un poco en darse cuenta de que, efectivamente, hasta que los juguetes no estuvieran en el cajón no había nada que pinchar. Pero con un poco de ayuda, Nerea comenzó y Miguel la siguió.
Sé que hay padres que les cuesta que sus hijos coman fruta y recojan los juguetes. Pues he aquí un sencillo método para matar dos pájaros de un tiro.
Claro que una golondrina no hace la primavera, y tendremos que repetir varias veces más la misma lección. Nadie dijo que educar fuera fácil. Requiere de mucha paciencia y constancia. Por eso las vacaciones de verano son un buen momento.

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