Miguel recién pelao

Me hacen gracia los juegos de palabras. El otro día Miguel, mi hijo, me retaba a que adivinara la contraseña para dejarme subir por la escalera. El juego consiste en que yo le digo cualquier barbaridad intentando, infructuosamente, advinar la palabra clave (y a la par ser gracioso). Después de unos cuantos (“frustrosos”) intentos de rigor le pregunto: ¿me das una pista?; y esta vez me responde: empieza por “la”; y yo intento otra vez adivinar la palabra, normalmente con más tino. Pero esta vez no fue así: lana, no; la cueva de alibaba, no; lápiz, no; lavadora, no; etc, etc; no. Me rindo… y me suelta: “lana”. Esa ya le he dicho, no, no la has dicho. Que sí, he dicho lana. Pero no es lana, es Lana, me dice. Pues eso. No. Lana, Laaa-na, mi Cucuna, dice. Y aquí me parto. Su Cucuna es su rana (r-r-ana, y no lana) muñeco-mascota. Él la bautizó Cucuna (a los días caí en la cuenta de que Cucuna venía de “Cucú cantaba la rana”), y como no pronuncia aún la “erre” no había quién lo entendiera.
Hoy nos hemos rapado el pelo. Primero yo, y luego le ha dado envidia y me ha pedido que lo rape. Su madre no estaba de acuerdo, pero como está de tribunales de oposiciones desde hace dos semanas nos hemos aprovechado. Le he mandado a Mercedes la foto para ir preparándola. Y me la he puesto de fondo en el móvil (la foto).
Estaba yo pasándome “la moto” cuando me ha venido a la mente una idea: hoy (¡por ayer!) el equipo de España celebra el Campeonato del Mundo que consiguió ayer (por anteayer), y a mi no se me ocurre otra cosa que raparme: ¿Cuántos forofos se habrán rapado hoy “la almendra” cumpliendo no-sé-qué promesa? Como a alguien le dé por preguntarme que por qué me he rapado le voy a contestar que sí, que era una promesa a la Virgen María.
Después de cenar le he echado un vistazo a la foto y pensando estaba en descargar las fotos del móvil, que lo llevaba un poco “petao”, cuando he caído en la cuenta… Coooñe! si me ha salío la bandera española… así que me he puesto manos a la obra y he mejorado el original. Que sí, que el fútbol puede haber conseguido eliminar cierta grima a la bicolor en mucha gente que aún la relaciona con los 40 años de Franco, pero la tricolor sigue siendo más bonica (y el “aguilucho” de esta ni te cuento :-).

Miguel y la bandera