El PP gobierna Murcia desde el año 95; desde el 99 con mayoría absoluta ininterrumpida.
Anteayer, el PP presentó un tijeretazo a los derechos laborales de los funcionarios y ayer, ya con la mayoría de maestros y profesores de vacaciones navideñas, han consumado en la Asamblea Regional el atraco, protegidos por las fuerzas de la policía. De prisa y corriendo nos han quitado el aguinaldo. Curioso que haya sido el PP católico apostólico y romano.
¿Qué se puede decir?
Podemos decir que algo nos olíamos algunos, cuando tras dos convocatorias de huelga por el recorte de derechos y sueldo, animábamos a nuestros colegas a secundar las movilizaciones. Llamamientos que no tuvieron gran eco, y que apenas movilizaron a un 10 % del profesorado.
Hemos perdido poder adquisitivo, sin duda. Pero ese no es para mi el principal problema. Por un lado, no es poca la gente que opina que los funcionarios, en general, y el gremio de profesores en particular, vivimos muy bien. Demasiado bien. Y que ya es hora de que nos enteremos de lo que vale un peine. Y parte de razón tienen.
Por otro lado, hay funcionarios que olvidan -si es que alguna vez lo supieron- quién les paga. Y su afán de servicio público hace aguas por los costados. No son la mayoría, de ninguna de las maneras, pero se les ve más.
Es como la piedra que sobresale del torrente de agua: es la que salpica. El otro día fui al ayuntamiento a hacer unas gestiones y me sorprendió que en el mega mostrador hubiera algo así como 12 funcionarios de brazos cruzados la mayoría a la espera de ciudadanos, mientras que llegamos a formar una cola de hasta 8 personas sin que la máquina que daba el orden de atención nos llamara. Fue realmente flipante tener que esperar casi media hora (de reloj) para que me orientaran y resolvieran mi papeleo. La mayoría serán muy trabajadores, pero la imagen de esos 12 funcionarios de brazos cruzados mientras la cola crecía era lamentable.
En el gremio de maestros los ánimos están bastante calentitos, aunque supongo que los días de vacaciones y el frío contribuirá a que la sangre no llegue al río. Eso y el espíritu servil que caracteriza a la mayoría, que acabará agachando la cabeza y rogando que el próximo recorte le toque a otro.
Los profesores deberíamos ser el gremio de trabajadores que diéramos ejemplo de cómo se hace un huelga y una movilización; de cómo se lucha por los derechos laborales. Si fuéramos como deberíamos ser, tiraríamos de recursos pedagógicos y daríamos ejemplo de defensa del bien común. Si al menos esta crisis que por fin nos toca vivir (hay extensas áreas del planeta en crisis per secula seculorum) sirviera para tomar conciencia de lo mal que va el mundo…