Hay que ser muy estúpido, irresponsable y muy cínico para plantear el asunto del aborto tal y como lo han presentado Gallardón y De Cospedal. Eso sí, al primero, tan necesitado de apoyo entre sus filas, lo han ovacionado por fin.
Afirman que la mujer que aborta lo hace forzada por una violencia de género estructural, que abarca sus circunstancias socioeconómicas, y que no la deja comportarse como a ella le gustaría.
Me parece haber visto pasar ahora mismo a Yupi vestido de Heidi. Pero no, son ellos, Gallardón y De Cospedal.
¿Por qué hay que ser estúpido para hacer del aborto un planteamiento como el que estos dos hacen? Pues muy sencillo. Muy sencillo, si conoces la historia de este derecho, conseguido tras larga lucha. El aborto ha existido siempre, porque la planificación familiar no. La iglesia católica tiene mucho que ver en que esto haya sido así. Y parece que la estupidez vuelve a campar a sus anchas. No es difícil vaticinar un aumento de los casos de aborto que se van a producir durante los próximos años.
¿Por qué son unos irresponsables? Porque si afirmas que la causa es estructural, y efectivamente, forma parte de las estructura vital, social, humana, desde tiempo inmemorial, debes estar dispuesto a remover los obstáculos que eviten su desaparición, y promover las medidas que aceleren el cambio. Es tan complejo el asunto, que lo único que van a generar estos insensatos es una serie de falsas expectativas, a cuenta de promesas de apoyo económico que no van a llegar a ninguna parte (o quizá a algún bolsito de Vuitton sí).
Lo peor es el cinismo que se gastan. Nadie está a favor el aborto. Someterse a un aborto es la última opción que tienen muchas mujeres. Y muchas y diferentes son las razones y las variables que las fuerzan a tomar esta decisión: la edad, la situación cultural, socioeconómica, etc. Gallardón y Cospedal lo saben, pero hacen como que no, colocándole a sus huestes unas anteojeras, hacia donde deben encaminar su visión política. Y proyectan un estereotipo de “mujer abortadora”. Ellos, muy listos, no terminan de definir ese estereotipo, pero ya se encargan sus huestes de afirmar que son votantes de izquierdas, deshumanizadas o manipuladas.
Si todo este desmadre les llevara a fomentar la planificación familiar y la educación sexual podríamos llegar a entender algo. Pero tal y como está la sanidad pública y el peso de la iglesia aún muy grande dentro de las instituciones del estado, es fácil colegir que de eso nada.
Es posible que todo esto sea, como dice Llamazares y Rubalcaba una cortina de humo para no seguir con el toletole de la reforma.
También podría suceder que, sabiendo como saben, porque tontos no son, que estas medidas no van a hacer si no empeorar la situación de embarazos no deseados (y el aumento de los abortos y los abandonos de recién nacidos), pero debiendo contentar a sus huestes más fanáticas, que en gran medida los han aupado a la mayoría absoluta, pues deban darles su ración, mejor ahora, al principio del cataclismo. Luego, ya tendrán tiempo de deshacer sus propias tropelías. O si no, ya las desharán otros por ellos.
En cualquier caso, imagino que las monjitas estarán haciendo acopio de cunas.