Dice la alcaldesa y diputada de PP por Cádiz, Teófila Martínez, que hay personas que van a pedir dinero o ayudas al ayuntamiento que ella preside, y que, dice, tienen teléfonos de última generación con conexión a Twitter, o a internet, ha matizado luego. Bonito jardín en el que se ha metido.
Esas declaraciones han salido a la luz en el contexto, muy importante según el parecer de la primera edil, del Entierro de la Caballa que celebran en su ciudad. ¿?. Y es que, según ella manifiesta, algunas personas han hecho campaña en algunas redes sociales en contra de esa celebración, para tratar de boicotearla. ¿?.
Y yo alucino porque no sé que es lo que más le molesta a esta representante del pueblo gaditano.
Está mal que usen un perfil falso de un representante público para ridiculizarlo o poner en su boca cosas que él -o ella- mismo no ha dicho: con lo que realmente dicen ya es suficiente ridículo.
Pero quejarse de que critiquen decisiones políticas, como es dar más dinero a unos espectáculos que a ciertos servicios, es cuanto menos, infantil.
Pero ese no es el principal aspecto de las declaraciones de Teófila que me alucinan. Lo primero es que ella ve a los que solictan ayudas municipales como macetas a las que hay que regar para que echen flores. Y como ella paga, pues quiere que las flores se las echen a ella.
Es un lugar común en gran parte de la derecha sociológica el asunto este de empleo de dinero público para cubrir solo necesidades biológicas. En boca de Teófila, muestra bastante de su mala uva (y no me refiero a su bronceado), pues pretende adoctrinar a los que menos tienen, teniendo ella dos empleos, y su buena remuneración. Es bastante miserable no predicar con el ejemplo (o predicar y no dar trigo).
No quieren que salgamos del estatus de planta; que realicemos la fotosíntesis y los dejemos en paz, que si no, amenazan con cortar el agua, paradójicamente, a los que tienen el agua al cuello.
Ellos son los mismos, o los retoños, de los que hace años querían al trabajador analfabeto. ¿Para qué quería un currela o su parentela ir a la escuela? ¡Qué pérdida de tiempo, qué lujo!
Para ella, para ellos, tener acceso a internet en la palma de la mano es un lujo. Pero no lo es, como en su día tampoco lo era aprender a leer y a escribir. Y con sus declaraciones demuestra su incompetencia. Siempre ha sido necesario estar informado, pero quizá hoy esa necesidad es más perentoria para poder acceder a un empleo. Muchos empleos dependen cada vez más del acceso a la información y cada vez menos del deseo del señorito (o de la señorita de turno). Quizá porque ahora no hay empleo, pero quiero pensar que no solo por eso. Pero es que a ella lo que realmente le molesta es el uso que se le da a esa tecnología. A ella le molesta que la gente opine en su contra, en contra de su gestión, a través de las redes sociales.
Y entonces, Teófila Martínez se ve a sí misma como esa jardinera con las tijeras de podar en la mano, cortando los “chupones” de su vergel.
Pero Cádiz no es un vergel, ni es suyo. Que se dedique a los bonsais, que no tienen Twitter y se dejan hacer.