Esta noche hemos ido a ver Piratas del Caribe. No está mal, pasas un buen rato, te echas unas risas (que siempre vienen bien) y te comes unas palomitas (que sientan mejor)

Es una de esas peliculas tipicamente veraniegas (Disney), que no cuentan nada especial y (por supuesto) políticamente correctas. Y yo odio ser políticamente correcto.

Ser políticamente correcto es no hablar de la guerra en la entrega de los Oscars, poner los muertos del telediario fuera de la sobremesa, tratar con respeto a los hijoputas, no hablar de tu miserable nómina a los compañeros de trabajo, disculpar ha ancianos dictadores en silla de ruedas, no exigir tus vacaciones cuando el trabajo agobia, ceder el paso o no según le cuelgue o no entre las piernas ó nombrar la cuerda en casa del ahorcado.

Suele pasar que los políticamente correctos se definen apolíticos, porque no toman partido por nada que les rodea. Porque para no incomodar prefieren no declararse acerca de la guerra, del trasvase, de las pateras, por que son apolíticos. El apolítico pasará junto a un grupo de nazis dando una paliza a un inmigrante y no hará nada, irá a trabajar el dia de la huelga general ó no votará en las elecciones con la conciencia tranquila por no haber tomado partido. Pensará que el desastre del Prestige es una pena y los ahogados en el estrecho una lastima.

Suele pasar, que son los militares los más aficionados a declarse apolíticos. Ellos no entienden de política y matan también sin tomar partido. Y mañana, cuando el telediario hable de los muertos habidos durante la guerra no lo contarán en la mesa para no ser desagradables.