Cuando un programa de software libre deja de estar en manos de su autor, esto no significa necesariamente que siga siendo software libre para cualquiera que se haga con una copia de él. Por ejemplo, el software de dominio público ?software sin copyright? es software libre, pero cualquiera puede modificarlo y hacer una versión propietaria a partir de él. Lo mismo ocurre con muchos programas libres con copyright que se distribuyen con licencias simples muy permisivas que autorizan el desarrollo de versiones propietarias modificadas.

El ejemplo paradigmático de este problema es el X Window System. Desarrollado en el MIT y publicado como software libre con una licencia permisiva, pronto fue adoptado por diversas empresas informáticas. Añadieron X, sólo en forma binaria, a sus sistemas propietarios Unix, siempre acompañados del clásico acuerdo de confidencialidad. Estas copias de X dejaron de ser software libre, igual que Unix.

Los desarrolladores del X Window System no lo consideraron un problema?lo esperaban y pretendían que eso ocurriera. Su objetivo no era la libertad sino el «éxito»,definido en función del número de usuarios. No les importaba si éstos eran libres o no, bastaba con que fueran muchos.
Esto condujo a una situación paradójica, en la que dos maneras de medir el grado de libertad dieron respuestas distintas a la pregunta «¿Es libre este programa?» Si atendemos a la libertad que proporcionaban los términos de distribución del MIT, entonces la conclusión es que el X era software libre. Pero si tenemos en cuenta la libertad del usuario medio de X, la respuesta es que se trataba de software propietario. La mayoría de los usuarios de X utilizaban las versiones propietarias que venían con el sistema Unix, no la versión libre.

Cuando un programa de software libre deja de estar en manos de su autor, esto no significa necesariamente que siga siendo software libre para cualquiera que se haga con una copia de él. Por ejemplo, el software de dominio público ?software sin copyright?es software libre, pero cualquiera puede modificarlo y hacer una versión propietaria a partir de él. Lo mismo ocurre con muchos programas libres con copyright que se distribuyen con licencias simples muy permisivas que autorizan el desarrollo de versiones propietarias modificadas.

El ejemplo paradigmático de este problema es el X Window System. Desarrollado en el MIT y publicado como software libre con una licencia permisiva, pronto fue adoptado por diversas empresas informáticas. Añadieron X, sólo en forma binaria, a sus sistemas propietarios Unix, siempre acompañados del clásico acuerdo de confidencialidad. Estas copias de X dejaron de ser software libre, igual que Unix.

Los desarrolladores del X Window System no lo consideraron un problema?lo esperaban y pretendían que eso ocurriera. Su objetivo no era la libertad sino el «éxito», definido en función del número de usuarios. No les importaba si éstos eran libres o no, bastaba con que fueran muchos.

Esto condujo a una situación paradójica, en la que dos maneras de medir el grado de libertad dieron respuestas distintas a la pregunta «¿Es libre este programa?» Si atendemos a la libertad que proporcionaban los términos de distribución del MIT, entonces la conclusión es que el X era software libre. Pero si tenemos en cuenta la libertad del usuario medio de X, la respuesta es que se trataba de software propietario. La mayoría de los usuarios de X utilizaban las versiones propietarias que venían con el sistema Unix, no la versión libre.

El Copyleft y la GNU GPL

El objetivo de GNU era proporcionar libertad a los usuarios, no simplemente ser popular. De modo que necesitábamos idear unos términos de distribución que impidieran que el software de GNU se convirtiera en software propietario. El método que empleamos se denominó copyleft.

Copyleft utiliza la ley de copyright, pero dándole la vuelta para servir a un propósito opuesto al habitual: en lugar de privatizar el software, ayuda a preservarlo como software libre.

La idea fundamental del copyleft es que se autoriza la ejecución del programa, su copia, modificación y distribución de versiones modificadas, siempre que no se añada ninguna clase de restricción a posteriori. De este modo, las libertades cruciales que definen el «software libre» quedan garantizadas para cualquiera que posea una copia; estas libertades se convierten en derechos inalienables.

Para que el copyleft sea efectivo las versiones modificadas deberán ser libres también. Esto garantiza que cualquier tarea basada en nuestro trabajo se pondrá a disposición de la comunidad si llegara a publicarse.

(estracto del libro ?Software libre para una sociedad libre? de Richard M Stallman)