Muchas veces -o aunque sean solo algunas- caes en la cuenta de algo de lo que no te habías percatado antes, y quieres ir y contárselo a todo el mundo, por si les ha sucedido lo mismo.
Yo creo que eso es por culpa de la sangre árabe-musulmana que todos llevamos dentro (porque fuera sería un pringue), ya que el Corán establece en una de sus suras (no me pidais el número, que hasta ahí no llego) que el musulmán que conoce una verdad no puede ocultársela a su hermano.
El problema es que hay que ponerle límite a este irycontarlasverdades, porque si no te puedes encontrar con más de un membrillo que te pone la cabeza como un melón contándote “verdades” que no te interesan, ni a ti ni a media humanidad.
A riesgo de que digais que lo que hoy escribo entra dentro de esa categoría de verdades inútiles, la diré, que es cosecha propia:

La voz española “bochorno” proviene de la expresión italiana “bon giorno”.

Y ahora la segunda verdad, a las 9 de la mañana: ¡¡¡lahostiaputa qué bochorno!!!