No creo descubrir nada si afirmo que la estrategia del PP en estos 4 años de legislatura se ha caracterizado, grosso modo, por una oposición bicéfala, bipolar y, también, esquizofrénica.
Bicéfala, porque el PP ha estado gobernado por la rama más dura del PP encarnada en Aznar (en la sombra), Zaplana, Acebes… pero mientras tanto otro sector más suave ha hecho también un buen caldo: el propio Rajoy, Gallardón y otros líderes autonómicos. Los ejemplos de esto saltan a la vista en mil y un asuntos, que no hace falta recordar, están ahí.
Bipolar, porque mientras las decisiones más extremistas del partido se tomaban en Madrid, en diferentes comunidades autónomas eran tamizadas, suavizadas, pareciendo los líderes autonómicos equilibrados salvaguardas de la cordura política. Así se llegó a dar el caso de que mientras que en Madrid los líderes del PP salían en manifestación con la ultraderecha (AVT and Cía.) y con los sectores más carcas de la iglesia católica, en Murcia o en Bilbao, se manifestaban con el PSOE e IU, sin que una cabecera de manifestación lo impidiera.
Esquizofrénica, porque el resultado de esta política, en la que conviven unos líderes (espirituales) del partido, lanzando anatemas contra cualquiera que ose dirigir su atención a sus objetos de culto (la unidad de la patria, la bandera, su poder popular, la iglesia, etc) aunque sea mentira, junto a otros líderes (materiales), que no tienen reparos en salir en manifestación con PNV, PSOE, IU… solo puede acabar en crisis. Sobre todo si a la sorpresa de haber perdido las elecciones del 2004 -que aún les dura- le sumamos la certeza de perder las próximas del 2008.
Esto no sería grave (al fin y al cabo en la oposición no se vive mal, por mucho que digan) si no fuera porque el caldo gordo que han hecho los líderes espirituales del PP y los líderes materiales (materiales de construcción mayormente) ha estado alimentando a la ultraderecha española, como nunca antes. Buena muestra de ello es que ahora mismo se celebran unas jornadas europeas de Democracia Nacional en Valencia. Habrá que llevar cuidado con estos elementos.
El discurso y la estrategia política del PP en estos últimos tiempos viene siendo tan radical, que da miedo. De aquí a las elecciones, el PP continuará poniéndole una vela a dios y otra al diablo. No creo que les dé un gran resultado, la verdad, porque, si bien es cierto que cubren una franja mayor de su electorado así, internamente deben de estar de los nervios: la convivencia entre esas facciones, alejados del poder, tiene pinta de ser problemática.
Pero es que además, el tinglado montado en Génova hay que sacarlo p’alante con los que queden dentro del PP, que estos del PSOE el día menos pensado te montan una auditoría…
El ambiente del PP está cada día más enrarecido… se respira en el aire.