Pescado Podrido

Estamos sentados a la mesa de un restaurante recién traspasado. Hubiéramos preferido un restaurante con más “solera”, por saber bien a qué atenernos, pero no es el caso. Estamos con la mosca detrás de la oreja, pensando qué bien o qué mal se comerá aquí. Opiniones nos han llegado de todos los gustos.
Llega el camarero y nos anuncia el menú del día: pescado de hace 5 días o pescado de hace 10 días.
– ¿Cómo?
– “Pescado de hace 5 días o pescado de hace 10 días” -repite con un una sonrisa de teleanuncio.
– “¿No tiene otra cosa?”
– “¿Qué es usted, un antisistema?; se le ve en la cara”- nos espeta.
– “No, bueno, quizá, quién sabe. Lo que queremos es comer bien. Por favor, el pescado que sea fresco…”
– “Ya les he dicho lo que hay. Todo el mundo come pescado de hace 5 o 10 días. Y casi nadie se queja…”
– “Bueno, ya está bien de bromas. Yo me abstengo de comer bazofia. ¿Nos vamos?”
– “Si se van, ya volverán… no hay otro restaurante en 8.000 kilómetros a la redonda”
Y efectivamente así es. No hay más opción. Después de comernos nuestra ración de pescado de 5 días, volveremos a denunciar la situación. Volveremos a reclamar pescado fresco para todo el mundo. Volveremos a maldecir a quién nos pone en la tesitura de tener que elegir entre pescado podrido de 5 días o pescado podrido de 10 días: que si el camarero, que si los dueños, que si el mercado, que si quien lo permite… Pero pocos estamos en condiciones de hacer una huelga de hambre para denunciar el actual estado de las cosas, y menos aún son los que pueden vivir de lo que pescan por sus propios medios.
Podemos también contentarnos pensando que hace unos años todo el mundo comía pescado podrido del mes anterior; incluso hay zonas muy populares en las que aún hoy comen pescado podrido de hace 10 días a diario. Y también podemos callarnos y saciar nuestro hambre con lo que nos quieran poner, por aquello de no participar en este juego diabólico, dejando que otros decidan por nosotros el menú, al fin y al cabo tendremos 4 años para digerir la pieza. Pero son lentejas…(¡qué va, ojalá lo fueran!).