Hay una mujer en Etxalar, Navarra, que nos ha fastidiado las vacaciones. Nos ha jodido bien.
En febrero de este año Mercedes localiza por tercera vez una casa en Etxalar. El pueblo nos gusta y la casa está muy bien de precio, de ahí las prisas en apalabrar la casa, previo pago de una fianza: las otras veces que habíamos intentado alquilarla siempre estaba ocupada en las fechas que nos interesaban.
Desde febrero hasta hace tres días no tuvimos noticias de la mujer que gestiona las casas rurales, una tal Axun Maia(¡avisados estais!)
Anteayer nos llamó para decirnos que lo lamentaba mucho pero que había cometido un error y la casa rural con la que contábamos desde febrero está adjudicada a otras personas. Nos ofrece una casa alternativa fuera de Etxalar, sin las prestaciones que nosotros contábamos. Al mismo precio, eso sí.
Así que todos los planes que ya teníamos hechos, y otros por hacer, los hemos tenido que tirar a la basura: porque ¿quién encuentra en estas fechas una casa rural en condiciones?.
No repetiré aquí el contenido ni el tono de mi charla telefónica con esta mujer. Fundamentalmente porque no ha sido agradable, al menos para mi.
Nos ha vuelto a ofrecer la casa “alternativa” y he preferido decirle, entre otras cosas, que no hago negocios con personas que faltan a su palabra. Me ha asegurado, eso sí, que nos devolverá el dinero de la fianza. No espero menos. Yo le he asegurado que presentaré una reclamación.
En fin, que Navarra tendrá que esperar. Etxalar ya puede esperar, que no la piso mientras viva…