Los símbolos no defraudan, por sí mismos, a nadie. Un símbolo recoge el sentimiento y las ideas de mucha gente respecto de un asunto concreto. Así pues, Obama, hoy, es un símbolo. Obama simboliza en su persona muchas cosas. Para unas personas unas, para otras otras.
Podría aventurarme a decir, porque lo he oído muchas veces en las últimas semanas, si no meses, que Obama es el símbolo de la ruptura de las cadenas de la esclavitud en los EEUU. Seguro que algún antepasado suyo la ha padecido, si no él mismo, en su propia piel.
Sí, ya sabemos que un símbolo no es más que algo con una forma determinada (un trapo de colores, una chapa en la solapa, etc). Pero, también sabemos que mucha gente les tiene fé, y que la fé mueve montañas.
Además de símbolo Obama es Presidente de un gobierno que se ha caracterizado por la más infames atrocidades. La última anteayer, bombardeando y asesinando impunemente a cuarenta personas que celebraban una boda.
Pero creo que haríamos bien es separar esas dos facetas de su persona. Muchos lo admiramos más por una que por la otra. Por el momento.