Érase una vez un pequeño picapinos que volaba de árbol en árbol buscando orugas y otros bichicos para comer. Toctoctoc, toc toc toc… Se oía en todo el bosque, cuando golpeaba con su pico los troncos de los árboles.
– ¡Fuera de aquí! -le gritó un carbonero- … ¡que despiertas a mi familia!
Y el picapinos se marchaba a otro árbol… Toc toc tocotoc….
– Ya está otra vez aquí este follonero -decía un herrerillo- pero, ¿no ves que es muy temprano?
Sucedió que un día hubo un incendio y todos los nidos se quemaron. ¡Qué pena!
Las aves no sabían qué hacer y fueron a ver a La Pantera Rosa.
– Amiga Pantera, como el incendio ha quemado nuestros hogares, ya no sabemos donde poner los huevos: si los ponemos en el suelo, el zorro y la comadreja se los comerán; si los ponemos en las rocas, se los comerán la serpiente y el lagarto… ¿qué podemos hacer?
Las aves estaban tan tristes, que La Pantera Rosa les dijo: – esperad, amigas mías, tengo que pensármelo. Mañana os contestaré. Y se marchó a pensar, dando un paseo por el bosque.
Era una pena ver el bosque tan quemado. Todo estaba negro y triste. Solo se habían salvado algunos árboles de tronco grueso.
De pronto La Pantera Rosa escuchó: Toc toc toc… toctoctoc… toc toc…
¿Qué es eso?- se preguntó… Claro, era el pequeño pájaro picapinos… Él era la solución…
Picapinos, picapinos- lo llamó- ven por favor…
– Dime, qué quieres, amiga Pantera Rosa.
La Pantera Rosa le explicó lo que había sucedido con el incendio, y cómo las aves habían perdido sus nidos y no sabían qué hacer… La Pantera Rosa le pidió que construyera nidos en los troncos de los árboles para cada una de las aves.
– Bueno, yo ayudaría, lo que pasa es que a todas les molesta mucho el ruido que hago al picar la madera- se quejó el picapinos.
– No te preocupes. Estoy segura de que a partir de ahora, nadie se quejará, y a todas les parecerá muy bien que con tu pico, les construyas su casa.
Y así fue.
Empezó a construir un nido para cada una de las aves que se habían quedado sin él. Un nido para la abubilla; otro para la tórtola; y también para el petirrojo…
Toc toc toc, toc toc toc, se oía a todas horas…
Tanto y tanto trabajó el pequeño picapinos, que en el último nido, el pico se le rompió…
¡Oh! ¡qué pena daba verlo, con su pico roto! Ya nunca más podría picar la madera, y seguro que se moriría de hambre.
Todas las aves se juntaron, y decidieron que algo tenían que hacer. El mochuelo tuvo una idea. Todas las aves aportarían una moneda, y con todas, le comprarían al picapinos un pico nuevo y más fuerte que el anterior. Y así lo hicieron. La urraca fue la encargada de recoger todas las monedas y comprar el pico.
En una pequeña fiesta de inauguración de los nidos le hicieron entrega al picapinos de su nuevo pico. ¡Qué contento se puso! De inmediato, voló a un árbol y empezó a buscar bichicos que comer… Tocotoc, toc toc toc.
Desde aquel día, a ningún ave le parece mal el ruido del picapinos en los árboles. Al contrario, cuando lo escuchan, todas las aves se quedan en silencio… y entonces se escucha en todo el bosque: toc, toc, toc, toc… toc, toc, toc, toc.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. FIN.

He decidido anotar los cuentos que me voy inventando para que así no se me olviden, y por si a alguien le interesa.
A la hora de contar el cuento hay que tener en cuenta algunas cosas.
Sin ser yo un experto en contar cuentos, ni mucho menos, sí sé que hay algunos aspectos importantes que no debemos pasar por alto:
El ritmo del cuento: no debemos aburrir con una narración pesada. Siempre es mejor dos cuentos cortos que uno largo. Pero tampoco podemos ser tan rápidos, que les impida procesar perfectamente toda la información que les damos.
El ruido del picapinos en los árboles lo hacemos golpeando un mueble con el dedo.
Podemos alargar todo lo que queramos el comienzo del cuento, haciendo que los niños aprendan o repasen diferentes aves u otros animales que habitan los bosques.
Es importante involucrar desde el principio a los niños en el cuento que están escuchando. Así, siempre que se pueda, les animamos a responder o a imaginar qué viene a continuación. Por ejemplo, podemos pedirles que adivinen el ave que se queja del picapinos a continuación…
En este cuento aparece La Pantera Rosa, porque últimamente mis hijos están “enganchados” a este personaje y les gusta que aparezca en diferentes cuentos. Otras veces han sido Little Einstein los protagonistas, o Pocoyó… al gusto.