Dicen que en una ocasión le preguntaron a Dalí si su obra artística era fruto del tensón y del trabajo diario ó por el contrario obedecía unicamente a una caprichosa inspiración creativa.

Dalí contestó que, por supuesto, a la inspiración… solo que no servía de nada la inspiración ni las musas si cuando estas llegaban no te pillaban trabajando, con la brocha en la mano.

     
  Una foto planificada  
  Una foto planificada  

Estoy de acuerdo. Al menos en fotografía de paisaje (las fotografia de fauna suelen estar algo más “estudiadas”) las mejores fotos las hice siempre de forma improvisada. En muchas ocasiones, me “he propuesto una foto“, la he planificado, organizado, ido a buscar y he sido incapaz de sacar algo más que “una foto correcta“, pero sosa y aburrida, se me iba la luz y era incapaz de nada por lo que decir: “por este vine hasta aquí“. A otro dia, sin proponerlo, de paso a otro asunto, veo algo que me gusta, me surge la oportunidad y hago de forma espontánea la fotografia que dos dias antes había estado planificando… ¿improvisación ó planificación?, pues ni una cosa ni la otra. Aunque a diferencia de la primera, la segunda, la buena, no la hubiese preparado en ambos casos me pilló en el monte, cargado como una burra, sudando como un enano, currandolas.
Madre mía, la de fotos que se me habrán pasado por la cabeza, perfectas, idílicas, extraordinarias … … sino no llega a ser porque en lugar de estar en el monte estaba aquí, en el ordenador, pensandolas.

Esto viene al hilo de lo leido en un apunte de Frikosal sobre el tema.