Hace unas semanas se montó un pollo en twitter. Al insigne cantante hispano David Bisbal ( @davidbisbal ) no se le ocurrió mejor manera de retratar la situación de Egipto con un frase que en cuestión de horas estaba saturando los servidores:

Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá acabe pronto la revuelta

Recuerdo que cuando lo leí le comenté a Otis algo como: “O le han hackeado la cuenta o este hombre es tonto!“.

Más bien lo segundo. A las pocas horas, el insigne entonador de Bulerías-bulerías eliminaba su particular muestra de preocupación por el futuro del turismo geométrico en plena revolución Egipcia: cuando se te están matando la mujer y los niños, la cantidad de gordos euroasiáticos-color-salmón que contemplan un montón de piedras es, cuando menos, poco digno de mención.
Hoy la vuelve a liar. Hoy remezcla la promoción de su nuevo disco con otro triste hashtag de rabiosa actualidad #prayforjapan (rezo por Japón, que viene siendo la forma favorita de los beatos, especialmente EEUU, de ayudar, a saber: ponerse a rezar después del terremoto. No antes, no, después. Además de tontos, gilipollas).

En vista del éxito de público cosechado por el insigne cantante y, sin duda, ignorando el evidente tono irónico y ridículo que se ocultaba bajo el hashtag #turismobisbal, nuestra ministra de Exteriores, Trinidad Jimenez se ha salido por Peteneras-peteneras y hace todo lo posible por inaugurar su propio hashtag #turismojimenez

Es muy bonito, pero está muy vacío. Es una pena

mientras paseaba por el zoco de El Cairo. Como iba diciendo: “O le han hackeado la cabeza o esta mujer es tonta.