Que este sistema no es democrático ya lo sabemos más de uno. Un estado democrático debe estar gobernado por representantes del pueblo, no por representantes de partidos en los que la voz del pueblo brilla por su ausencia.
La dirección del partido valenciano ha puesto en sus listas a 10 imputados en delitos de corrupción. Ha sido la dirección valenciana, luego aplaudido todo desde la dirección nacional del PP. Y resulta que la intención de voto del PP en Valencia, lejos de disminuir aumenta y algo similar le sucede al PP nacional.
A la falta de ética en el partido que pronto gobernará España, y que pondrá lo poco rentable que queda en manos de sus amigos, los medios de difusión trivializan y la Justicia mira para otro lado. Todos echan balones fuera.
Y ¿qué hace la oposición? Palabras, palabras, palabras. No está mal. Pero deberían pasar a la acción (entre otras cosas porque las palabras se las lleva el viento y eso cuando se publican y alguien las lee), que les pagamos para eso.
La situación es crítica. Al robo realizado desde bancos y cajas el sistema ha respondido devolviéndoles el dinero. No hay delito que valga. ¿Cómo lo va a haber, si muchas cajas están dirigidas por concejales y los bancos son los que cubren la deuda electoral de los partidos?
El mes que viene habrá elecciones y muchos nos debatimos entre votar propuestas minoritarias o mandarlos a todos a donde Labordeta dijo, dando por nula la papeleta. Y esa es la papeleta que tenemos.