Ayer ha muerto Ramón. Referente del ecologismo español. Hace unas semanas envió una carta de despedida a sus amigos y amigas y también la hizo pública. Apenas tuve la oportunidad de conocerlo cuando hace unos años vino a Cartagena, a recibir tratamiento por su enfermedad, y estuvo viviendo unos días en casa de mi hermano Antonio (que hoy surca el Mediterráneo, embarcado -literalmente- en un barco de Ecologistas en Acción).

Las pocas veces que hablé con él fueron suficientes para percibir en él a una persona muy sensible en el más amplio de los sentidos, con un modo de expresarse extremadamente claro, fruto sin dudas de su gran inteligencia. Pero no de esas inteligencias lejanas, soberbias, al contrario. Cuando llevabas hablando con él diez minutos parecía que lo conocías de toda la vida.

A través de mi hermano me llegaron directamente sus últimos escritos (sobre ETA, el tsunami inmobiliario español, la quiebra del capitalismo, y alguno más). En cualquiera de ellos puedes encontrar un cuaderno de campo, una guía intelectual en el mejor de los sentidos: sus análisis, lejos de adoctrinar, te ofrecen una visión transparente del mundo en el que vivimos. Ramón es un referente de la izquierda, no sé si europea, pero sin duda sí española. Y no solo por su carácter e inteligencia sino por su capacidad de trabajo patente en sus numerosos libros y artículos.

La muerte de Ramón me apena en muchos sentidos. Mis condolencias más sinceras para su familia, amigas y amigos entre los que nos incluimos.