Ayer hicimos una escapada breve a la sierra de la Muela (Cartagena, Murcia). Apenas subir comernos un bocadillo mirando al mar y de nuevo para abajo antes de atardecer. Y lo que iba a ser una simple excursión a tomar el sol se acabó convirtiendo en una especie de brigada de limpieza anti-domingueros.

Ya había visto antes estas marcas: Tapones de plástico de colores clavados con púas sobre los árboles y en algún caso mostrando textos (“Ruta 24” apuntaba el primero de ellos).
El problema no son las marcas en sí mismas (que también), no se trata de salir al monte como un monje budista apartando las hormigas para no pisarlas. El problema es la falta de respeto al destrozar el espacio público, la falta de tacto y de inteligencia para hacer las marcas y evitar contaminar el paisaje, la improvisación y falta de organización para evitar marcas duplicadas en el mismo árbol, lo innecesario y gratuito del 99% de las marcas que se encontraban a la orilla de un camino de 5 metros de ancho sin desvíos, sin rutas alternativas, perfectamente conocido y en definitiva el poco interés puesto en evitar contaminar la vegetación y el paisaje en la que (se supone) se está disfrutando.

Un olivoUn olivo

En otras ocasiones he pasado de largo ó me he entretenido lo justo en arrancar alguna marca de algún pobre arbolillo desangrando como consecuencia de la púa de acero, pero ayer acabamos dedicando la excursión a eliminar una a una y en conciencia el rastro que dejaron algunos de estos individuos asociales que más que practicar deporte en la naturaleza parecen más interesados en hacerse notar y dejar constancia de su presencia sobre la naturaleza.
Les hice algunas fotos a modo de testimonio y/o de declaración de intenciones.

Sobre un pinoSobre un pino

Con todo, lo más sorprendente es la gigantesca cantidad de marcas utilizadas: en apenas 3,5 ktms que tiene la ruta retiramos alrededor de 30 marcas de plástico, parecen muchas ¿verdad? pero si tenemos en cuenta que se trata de un lugar (la Muela) extremadamente popular y conocido (no es ningún sitio remoto y desconocido), muy visitado diariamente (es más fácil perderse en la biblioteca), a través de un camino perfectamente visible desde satélite (5 metros transitables por coches), con cero caminos alternativos (un antiguo camino en la base ya cerrado por la vegetación) y con apenas 4 sendas peatonales susceptibles de dar lugar a confusión en caso de ir andando, pues parecen entonces no muchas marcas sino muchísimas.

Dos marcas a falta de unaDos marcas a falta de una

¿Y como en apenas 3,5 kilómetros de linea recta por un camino carretero es posible disponer tanta marca? pues evidentemente poniéndolas de forma gratuita, a pares y de manera innecesaria, no indicando/informando sino simplemente clavándolas con una púa a un árbol allí donde al sujeto se le antojó que le venía bien, pero sobretodo: menospreciando un espacio y unos recursos que son públicos.

Bien, si con algo de suerte el responsable lee este apunte (como ya pasara con aquel otro apunte) sepan que por mi parte me he propuesto no dejar ni una marca en un sitio y que, para mi fortuna y para su desgracia, es más fácil, rápido y cómodo quitarlas que ponerlas.

Cosecha de trofeosCosecha de trofeos

Llevo muchos años saliendo a disfrutar del monte y del paisaje, y siempre he procurado dejarlo mejor de lo que me lo encontraba. Con más y mejor vegetación, con más y mejor fauna, con más y mejor paisaje, más limpio, etc… Puedo presumir y me gusta hacerlo de visitar sitios ó rincones que descubrí y que (por lo que a mí respecta) se encuentran en iguales ó mejores condiciones que entonces. Es lo que entiendo por una actividad sostenible. Disfruto de un espacio público y dejo que los demás hagan lo mismo, en idénticas ó muy parecidas condiciones. El responsable de estas señales no puede decir lo mismo.
Cuando él revisite, el sitio que descubrió será más feo, estará más contaminado, la vegetación estará peor conservada que antes de que él lo visitase. Es la paradoja del cazador la única manera de prolongar en el tiempo la practica de una actividad que les gusta es dejar de practicarla.

No pretendo darle lecciones a nadie, pero si los responsables de semejante dominguerada no tienen complejos en dedicarse a llenar los árboles de tapones de plástico ¿porqué iba yo a tener algún reparo en arrancarlos cuando los encuentre?

Nota: Estoy casi seguro de que los responsables de esta dominguerada son usuarios de Mountain bike (bicis de montaña), pero solo en un 99%. Alguien me apuntaba que esas marcas podrían ser de senderistas.