La polémica suscitada por el cierre de comedores escolares (y la reducción de bonos de comedor) no es nueva. Existe un plan preconcebido de deteriorar todo lo público para permitir que sea lo privado quien ocupe ese espacio, tanto en lo referente a la educación como a la sanidad, principalmente, pero también se reproduce en otros ámbitos.
Cuando se cierra el comedor escolar de la escuela pública se está asestando un golpe mortal a esa escuela pública, se está incendiando el monte para que de esas cenizas surja una escuela privada o concertada. Y las mayores perjudicadas son las familias con mayores necesidades (y por ende sus hijos)
Porque a cualquier padre o madre trabajadora que tenga que cubrir un horario laboral de mañana y tarde (o por turnos) siempre le va a venir mejor que su hijo/a se quede a comer en el centro escolar; que luego haga alguna actividad extraescolar; y ya pasar a recogerlo a las 5 o a las 6 de la tarde, a ser posible con los deberes hechos, que lo que sucede ahora, sin comedor escolar. Más aún si cabe, teniendo en cuenta los controles dietéticos que deben cumplir los cáterins, por malos que sean, y que hacen que el momento de la comida en el comedor escolar sea enriquecedor desde el punto de vista nutricional, y socializador.
¿Por qué entonces se cierran los comedores escolares? Sigue leyendo…