Cada vez que oigo a alguien decir que “hay que limpiar el monte” me acojono, sinceramente, no puedo evitar imaginarme enloquecidas brigadas de peones amarillos azuzadas por algún capataz con aires de negrero y barriendo/desbrozando el monte a su paso al grito de “quiero ver mi cara reflejada en el suelo!! esto es un asco!! tó lleno de yerba!!… mira!! hay hasta un bicho!!“.

Pinus canariensis, El Pinar, El Hierro - CanariasPinus canariensis, El Pinar, El Hierro – Canarias

Trágicamente este sentir se ha extendido casi a la misma velocidad que el fuego a lo largo del verano y tristemente, también, en personas/colectivos que uno esperaría menos dispuestos al alarmismo y a la legislación en caliente, cuando se proponen cosas como “limpiar el monte” cuando el fuego aprieta ó te dá por medir “el agua que los rios desperdician en el mar” si hay sequía agobia.

Obviamente estoy decididamente en contra de esa ajardinamiento y/o domesticación del monte que subyace detrás de la “limpieza de nuestros montes“, por muchos motivos, estos son algunos:

  • Por cuestiones de lógica simple convendría no confundir causa/efecto: el monte no arde porque esté lleno de leña, la leña arde porque es alcanzada por un incendio. Confundir estos conceptos puede dar lugar a análisis de la realidad ilógicos “claro, ha ardido porque estaba lleno de leña“.
    No, el monte ardió porque le se prendió fuego, la leña que arde es efecto, no causa, como lo son los arbustos secos, las acículas de los pinos ó la madera de los árboles.
  • La leña seca, los arbustos secos, las acículas de los pinos o la madera de los árboles es parte intrínseca del monte, no es un anexo que esté sobrando. Los árboles y las ramas que se caen y cubre el suelo forman parte del ciclo natural de eso que llamamos montes y es necesario para el desarrollo de la vegetación, protección contra erosión, alimento de la fauna, producción de materia orgánica, etc…Este planteamiento es incorrecto.
  • Una cosa es la leña seca que se produce de forma espontánea y natural en un monte y otra son los restos de una actividad forestal a medio finalizar. Como cualquier otra actividad, la forestal también está obligada a mantener ciertas pautas para la conservación del medio ambiente. Este planteamiento es correcto.
  • Personalmente creo que es esta un tarea absurda, impracticable y surrealista ¿de verdad es posible limpiar los montes? ¿TODOS LOS MONTES? ¿o solo por los que paseamos? ¿Vamos a quitar del monte todo lo que arda o solo las ramas secas?
  • Conviene tener presente que las deseadas tareas de limpieza y retirada de leña, por operarios y maquinaria pesada pueden tener consecuencias nefastas en forma de erosión, apertura/adaptación de caminos, infraestructuras, etc… y que en muchas ocasiones tienen peores efectos en la vegetación de los que se pretendía evitar.
  • A nivel educativo y divulgativo se difunden conceptos esperpénticos y paternalistas los montes catalanes siguen irremediablemente sucios según los cuales la naturaleza es un artificio dependiente de nuestra intervención constante para su desarrollo y supervivencia. Esas generaciones que ayer se asombraban en la granja-escuela al contemplar pollos-asados-vivos mañana preguntarán asombradas ¿quien ajardinó tan caóticamente los pirineos?
  • Muchas voces claman por la recuperación de labores agropecuarios y forestales que “mantengan los montes en condiciones”. Bien, si obviamos de nuevo el planteamiento erróneo de tratar la situación forestal del monte como culpable y no como víctima y estaría todavía mas de acuerdo. Soy de la opinión de que probablemente la mejor manera (sino la única) de proteger el medio-ambiente de un área es implicando en su protección a nativos de la zona y hay pocas maneras más eficaces de implicarlos que la obtención directa de beneficios económicos y/o sociales.
  • Ahora bien, también conviene tener presente dos cuestiones fundamentales a la hora de pedir el retorno de las labores tradicionales a nuestros montes:
    a) los principales destructores/expoliadores de un monte no viven (como decía aquel impresentable) en desiertos remotos ni montañas lejanas, suelen ser los propios vecinos de la zona los que han descubierto que una hectárea de monte les produce más beneficios llena de bungalows que de Pino resinero (Pinus pinaster).
    b) La peor de las erosiones forestales que han sufrido los montes de la península han venido de la mano de pastores con sus rebaños de cabras/ovejas y el consiguiente sobre-pastoreo, la quema y la talas para producción de pastos,etc.. conviene tenerlo en mente antes de pedir con mucha alegría que vuelvan los pastores.

¿Quien dijo que fuera fácil? pero por favor, mantengamos la cabeza sobre los hombros, no perdamos el norte. Mirar al cielo y las nubes cuando tenemos un accidente “por culpa de la lluvia” en lugar de observar nuestra velocidad con baja visibilidad y la mala adherencia de nuestro coche al piso solo nos asegura otro accidente a la próxima lluvia.

El problema de los incendios es una combinación mortal de interés privado y desinterés público, la cantidad de combustible que haya en el monte es un dato únicamente relevante desde el punto de vista técnico de la formación/extinción de incendios muy útil en un foro de bomberos o pirómanos.

Pero si lo que se pretende es conservar el monte en su mejor estado de salud y desarrollo ecológico debemos incluir todos y cada uno de los procesos naturales que dan nombre al bosque, incluidos aquellos potencialmente peligrosos para nuestros intereses forestales como la natural caída y degradación de troncos y ramas, arbustos secos, mulching, etc…

No confundamos víctima y verdugo. Un monte lleno de leña seca, ramas en descomposición y madera por todas partes es un lugar fantástico, lleno de insectos xilófagos, de musgos y brotes que crecen donde los herbívoros no llegan, suelos protegidos de la erosión, …. el proceso (y cada vez más raro de observar) de la evolución natural del bosque no es responsable de los incendios en España, es la víctima y ahora por culpa de una mala interpretación lo es por partida doble.