Hace unos días me contaba Merche unas imágenes de una bañista costarricense siendo atacada por un tiburón que le amputó una pierna y de como desaparecía bajo el agua y aparecía a continuación una gran mancha de sangre. Mísero de mí que carezco de esa información tan fundamental para mi formación personal. Tampoco llegué a ver aquel caníbal ni tantos otros muertos de Siria esparcidos por el suelo porque siempre me pilla mirando el plato y la disposición geográfica de los cubiertos con los que cenamos. Sí que he visto en cambio multitud de negros bajarse agonizando de pateras con principios de insolación, arrastrándose por el suelo, tiritando de frio ó simplemente muertos en el fondo de una zodiak. También en visto a un pobre irlandés al que sacaron el otro día de debajo de una montaña de bestias y toros al que le colgaba la cabeza de color azul mientras le arrastraban por los brazos. Y que me dicen de cienes de asiáticos enterrados vivos (o muertos) entre cascotes y escombros de algún edificio derruido o alguna inundación monzónica. Ya ni hablamos de los muertos y descuartizados en mercadillos de Iraq, Pakistán ó Egipto por no aburrir.

Por todo esto no salgo de mi asombro por la avalancha de críticas que han recibido estos días muchos periódicos (ABC) y medios por publicar imágenes del descarrilamiento del tren de RENFE en Santiago y como suele pasar en los atentados terroristas y accidentes de avión o coche. “Es que venden morbo!!“, pues menuda novedad, paren las rotativas!! un periódico vendiendo información morbosa!!

No, no estoy a favor de censurar el morbo-gore con que prensa y TV nos bombardear día-sí día-también entre otras cosas porque, recuerden: comprar ó ver televisión es una opcion. Sentar a los niños delante de TV y quejarse porque no dan información apropiada es como meterse una mierda en la boca y quejarse de que sabe mal!… pues échale sal!!.
Y si usted es de los que opina que es más relevante un muerto cuanto más cerca lo tengamos, pues me va a perdonar pero no consigo ver la diferencia entre el gallego muerto en la cuneta del tren y el negro que flota en las playas de Almería.