Cuando a finales de este verano estuve paseando por el campo un tarde a la búsqueda de Lirones Caretos lo hice por un campo de algarrobos (Ceratonia siliqua). A mí, como a los lirones, me encanta comer algarrobas y recuerdo especialmente ese día porque descubrí un árbol con unos frutos especialmente dulces y sabrosos, con mucha diferencia muy por encima de la media. Tanto que salí de allí con el convencimiento de que tenía que trasladar ese sabor a algún plato de cocina.
Ayer limpiando algunas garrofas en casa me junté con un buen puñado de semillas.

     
  Semillas de algarrobo  
  Semillas de algarrobo  

Las semillas de algarrobo tienen un particularidad muy curiosa y útil, y es que entre sí son extremadamente homogéneas en peso y tamaño. Casi todas las semillas pesan lo mismo: 0,2 gramos. Si juntas 5 semillas obtienes con bastante precisión el equivalente a un gramo. Tanto es así que tradicionalmente las semillas de algarrobo fueron usadas por los gemólogos como referencia para pesar piedras preciosas. Si juntabas 5 semillas de algarrobo tenías 1 gramo de gemas ó 5 «quilates», nombre con que los árabes llamaban a las semillas de algarrobo, «quirát», que procede del griego keration, algarrobo. Literalmente, las semillas del garrofero valen su peso en oro.