Ayer vimos el segundo capítulo de Cosmos 2.0 la mítica serie que presentara e hiciera famosa Carl Sagan presentada esta vez por un admirador-alumno Neil deGrasse Tyson, un habitual también en los círculos escépticos y ateos junto con R. Dawkins.
La serie se está pasando por (creo) la FOX, canal de pago. Si ustedes, como nosotros, son afortunados carecedores de TV de pago pueden descargar los dos capítulos ripeados de TV con audio en castellano de aquí y aquí.

La serie está muy bien. Obviamente mucha infografía de gran calidad y muy espectacular visualmente, muy emotiva en las constantes referencias/dedicatorias a la figura y el trabajo de Carl Sagan. Muy efímera y ligera tratando algunos temas, aunque me temo que este sea un problema casi intrínseco a cualquier intento de divulgación cosmológica/cosmogónica y con una mas que excesiva atención narrativa (¿es impresión mía sólo?) en tratar de replicar y contradecir “teorías” y leyendas acientíficas/religiosas.

El segundo capítulo trata el tema evolutivo, la selección natural, la variabilidad genética y la adaptación al medio. Nada especialmente nuevo, ni siquiera en la omnipresente repetición de errores muy comunes (llamémosles si quieren narrativos), aparentemente leves pero interpretados de forma poco crítica acaban generando esquemas conceptuales infinitamente más graves cuando no directamente disparatados. Y ejemplos de esto tengo unos cuantos, seguro que ustedes también.

Soy consciente de que muchos de estos errores tienen difícil solución, que son fruto de el esquema didáctico televisivo, pero si aspiramos a producir otros resultados quizás deberíamos plantearnos hacer las cosas de otra manera.

Uno de los problemas más graves y (probablemente) de más difícil solución sea el de las constantes referencia al “animal XXX que en 200 millones de años evolucionó para YYY“. Mírense ustedes las manos, miren a su perro, su canario, el geranio de la ventana ¿ven ustedes la evolución? ¿no verdad? No es solamente que no evolucionan los individuos sino las especies sino que en un periodo de cientos de millones de años nadie en su sano juicio hablaría del movimiento/cambio de una especie. Todo los seres vivos que le comentaba anteriormente tienen menos 30.000, 40.000 años. Hace 800.000 usted como especie ni siquiera existía, y sinembargo hablamos de animales que “hicieron o dejaron de hacer NNN en 200 millones de años“.

Esto que parece una gilipollez es fundamental replantearlo ya que es sorprendentemente grande y preocupantemente lamentable la cantidad de gente que considera que “el hombre, en un momento dado, bajó de los árboles” ó “cambió su dieta”, la escala de tiempo es tan exageradamente abismal (millones de años) que hablar que hay movimiento/cambio ahí es, cuando menos, muy muy muy generoso y confuso.
Nadie se refiere (supongamos) a un ciervo como un león que de repente le crecieron los cuernos y se fué a comer hierba y sinembargo esto está más cerca de la realidad que el hecho del “mono que bajó de los árboles” y que todo el mundo tiene perfectamente asimilado.
Según el esquema mental que popularizan estos conceptos no es extraño por tanto que fundamentalistas religiosos se pregunten luego que ¿porqué no hay monos evolucionando ahora? ¿donde está el eslabón perdido? ó ¿porqué si la evolución es real todavía quedan monos? (no es coña mía, estas preguntas son reales). Es la propia comunidad científica y la divulgación actual la que están creando el caldo de cultivo de estas preguntas absurdas.

La evolución dirigida y voluntaria

Otro de los espantosamente comunes errores en toda estas series de programas divulgativos y que se repiten de forma perpetua es todavía si cabe más bochornoso y fácil de evitar y ayuda además a asentar conceptos complemente disparatados sobre lo que es la evolución y la selección natural.

El fotograma que capturado y que acompaña arriba a este texto pertenece al minuto 20:45 del segundo capítulo en que el narrador dice (literalmente):

Aunque tarde miles de generaciones en planear (la evolución) y elaborar un traje que engañe a los depredadores para buscar a otra presa a la que comerse. O puede disfrazar a una planta de animal, haciendo evolucionar flores para que adopten el aspecto de avispas, que es la forma que tienen las orquídeas de engañar a las avispas para polinizarlas.

Esto de la evolución dirigida a… es ya el apoteosis del disparate. Plantear (sí, con toda la metáfora romántica que quieras) la idea de que un animal ó un concepto (la evolución) puede tener objetivos evolutivos y pretender algo es excesivamente patético para una divulgación mínimamente serie y solo ayuda a reforzar conceptos muy básicos de forma errónea.

Ophrys speculum evolucionando para engañar a los insectosOphrys speculum evolucionando para engañar a los insectos

En base a estas premisas “científicas” mucha gente se sorprende sobre la “capacidad de las orquídeas de imitar abejas“, de los “saltamontes de imitar hojas secas” ó de los “Pottoos en imitar el remate de una rama seca (recuerdan)”. Obviamente es todo muy sorprendente si uno se lo plantea en el sentido estricto que estos divulgativos se hacen eco, con un pretender imitar a…: “fíjate que sorprendente que ese saltamontes, que ve las hojas como las veo yo!! que listo que es!!“.
En cambio, claro, nadie se sorprendente de que ese saltamontes tenga la cabeza justo-justo-justo en la parte de arriba del cuerpo, donde mejor se divisa el paisaje. Imaginen por un momento que ese saltamontes que imita de forma tan estupenda la hojas de un ficus tuviese la cabeza en la barriga!! en el culo!! no vería nada!! nadie se sorprende entonces cuando proceso evolutivo que ha provocado que parezca una hoja con sus nerviaciones incluidas es el mismo que ha producido que la cabeza esté en la parte de arriba y que las patitas terminen en ganchos para no caerse de las ramas.
A la gente le fascina como las orquídeas imitan a los insectos, pero encuentra lo más normal que emerjan del suelo justo cuando empieza el buen tiempo. Sarah Palin, la líder republicana por Alaska, decía algo como que “si Dios hubiese querido que fuésemos vegetarianos porqué hizo a los animales de carne“. Bueno, visto lo comentado quizás Sarah Palin solo acababa de terminar de ver Cosmos.