Chávez se ha convertido en un símbolo. Chávez ahora es inmortal. Solo por esto se justifica embalsamarlo. Bueno, por eso y porque ni se calló, ni metió el cazo.
Yo no me considero chavista, o chavizta, pero reconozco en el líder venezolano la toma de decisiones revolucionarias. Y eso no es nada corriente en los líderes mundiales que han sido y son, más acostumbrados a dejarse llevar y medrar.
No deja de resultar llamativo que haya tenido que ser un militar golpista y profundamente creyente en jesucristo el que haya detenido el saqueo de los recursos de su país, y los haya puesto al servicio de grandes masas de pobres.
Pero son los aspectos de su personalidad los que más merecen ser resaltados, desde mi punto de vista. Uno de ellos es el que le ha llevado a los anales de la historia: se jugó la vida por su patria y le salió bien la jugada. ¿Quién se juega hoy la vida por nada?
¿Qué mueve a una persona a romper su trayectoria vital estandarizada y cambiarla por otra más incómoda, al menos a priori? ¿La promesa de un mundo mejor al menos para sí mismo? No lo tengo claro.
Me resulta apasionante nuestra naturaleza de animales que somos. Es curiosísimo ese aspecto que caracteriza nuestro ser social, creo yo que presente en todos los rincones del planeta, que hace que critiquemos “a muerte” la situación por la que atravesamos nosotros, nuestra familia o nuestros conciudadanos, y seamos incapaces de mover un dedo por cambiar esa situación. ¡¡Qué digo de mover un dedo!! ni siquiera eso, de ponernos en la situación anterior a mover un dedo que es pensar qué podría pasar si yo moviera un dedo. Luego vemos que alguien hace algo que nosotros haríamos pero no hacemos, más por nuestra naturaleza acomodaticia que por convencimiento, y nos lanzamos a criticarlo con saña. Más curioso, si cabe, me resulta el carácter de esas personas que pudiendo librarse de sus anteojeras culturales, cabecean alegremente por el camino marcado, sabedores de que llegará a su fin, y de que lo demás no importa.
Desde mi punto de vista, existen solo tres tipos de personalidad política, desarrollados cada uno en muy distinto grado, eso sí.
1) Están las personas que se plantean preguntas: ¿qué se puede hacer para mejorar la situación de mi entorno? ¿qué puedo hacer yo? ¿qué estoy dispuesto a hacer?
2) Están las que actúan sin plantearse tantas preguntas. Estudian, trabajan, se relacionan…
3) Y luego están las revolucionarias, que se las plantean, las contestan y se levantan del sofá (o del ordenador) para llevarlas a cabo. Sin duda Chávez era una de estas.
Ahora me voy a levantar del ordenador y poner una colada, que estoy sin calzoncillos y hace un buen día.